No me lea en Twitter, aunque haya poco foco y mucho flu

Quien esto firma lleva un año en Twitter. Entró en Twitter con el nombre de cuenta @veronicadelcarp, y se dedica a ello, con una exclusiva finalidad: aportar su modestísima contribución a la denuncia y la movilización en materia de Justicia, en el entendido de que los medios de comunicación callan sobre cuestiones vitales, y que lo que no sale en los medios de comunicación, incluyendo las leyes, directamente no existe, aunque exista y cause daños.

Porque se ha inventado la nueva derogación de leyes, que es la

derogación mediática de leyes

en la que basta callar para que una ley dañina directamente, pura magia, no exista. O parezca que no existe, que es casi casi lo mismo; salvo cuando esa ley le cae a quien sea encima y lo aplasta, claro. Y es ejemplo paradigmático la Ley de Tasas Judiciales, pero no por supuesto único. Ni muchísimo menos.

Y, paralelamente, existe la

creación mediática de leyes

en la que, novísima técnica legislativa, basta con que un ministro suelte una perla por esa boquita para que esas declaraciones sean recogida obedientemente por los medios de comunicación como noticia, de forma acrítica, incluyendo cuando

  • dice que va a hacer algo
  • y no lo hace
  • o lo hace un año más tarde
  • o cuando lo hace de otra manera a como dice que lo hace
  • o cuando usa al medio de comunicación para transmitir un infame globo sonda.

La declaración sustituye a la norma; la nota de prensa sustituye al BOE. Esta bloguera comprueba una y otra vez que

  • las noticias de prensa sobre leyes vigentes o futuras
  • son ni más ni menos que las notas de prensa tal cual pasadas al periodista por el ministerio.

y da igual.

Y en los reportajes en los medios de comunicación un mal entendido o deliberadamente tergiversado principio de «objetividad»  concede, en el mejor de los casos

  • igual cancha a las falsedades notorias de un ministro
  • que a las voces de los afectados y los profesionales que masivamente dicen que es una falsedad notoria
  • y eso, se insiste, en el mejor de los casos.

La desigualdad de armas es evidente. Y si eso es inadmisible en cualquier ámbito, donde lo es absolutamente es en Justicia, donde la igualdad de armas es, por cierto, un principio procesal en el procedimiento civil. La Justicia es la espina dorsal, la garantía y la esencia de Estado de Derecho.

Sin Justicia no hay derechos

como se suele corear en las concentraciones contra las tasas judiciales -como esta, 201del día 20 de noviembre de 2013, donde estaba quien esto firma- y los recortes en Justicia; y los eslóganes a veces sintetizan en una frase lapidaria la pura y simple realidad.

Los medios de comunicación, condicionados

  • por sus intereses
  • por sus anunciantes
  • por sus acreedores
  • por sus accionistas aparentes y reales

no cuentan

  • la verdad
  • ni toda la verdad
  • ni nada más que la verdad

y por iniciativa propia o siguiendo borreguilmente las imposiciones tácitas o expresas de los poderes fácticos, distorsionan la realidad mediante el

sistema siguiente:

  • omitir lo importante
  • focalizar en lo no importante
  • o encubrir lo importante en una masa de información abrumadora e inconexa.

Esta última técnica es significativamente parecida a las escrituras de préstamo hipotecario. Muchas páginas en las que la masa de información farragosa encubre lo importante, como, por ejemplo, la cláusula suelo. Las propias sentencias que anulan cláusula suelo resaltan que encubren las escrituras en un fárrago la realidad de lo que se contrata. El paralelismo es evidente. Y ya conocían el sistema los fotógrafos, antes de la foto digital y el photoshop, que usaban la técnica del

flu

que permitía, por ejemplo, que actrices -y actores- ya no en la flor de la edad aparecieran  rozagantes, a base del sofisticado sistema, según dicen los que saben, de colocar una media delante del objetivo.

Sí, aquí tenemos en los medios de comunicación una fotografía de la realidad con

poco foco y mucho flu

y así nos va. Los medios de comunicación tienen una responsabilidad grave, y muchos han hecho dejación de su función social como cuarto poder, o directamente son el brazo mediático del primer y segundo poder confundidos,

el nuevo Poder Ejecutivo-Legislativo-Periodístico

que hace además lo que puede para controlar

al Poder Judicial

que está precisamente para controlar el Ejecutivo y al Legislativo.

Y da risa, o mucha pena, el número montado por los periodistas de una televisión autonómica, que denuncian ahora que difundieron información no ajustada a la realidad, pero lo denuncian cuando se les va a despedir, y callaron cuando se les pagaba. ¿Todos ellos tenían su puesto de trabajo en juego como para callar y bajar la cerviz entonces, cuando estaba en juego el derecho de los ciudadanos a estar informados, y todos ellos se arriesgaban a una herocidad, por supuesto no exigible a nadie, entonces? Mucho juego hay por aquí.

Y, lector, lectora, es preocupante. Las redes sociales son importantes, indispensables, pero están llegando a ser contraproducentes.

Tenemos, pues, las redes sociales, para contar lo que otros no cuentan, y para resaltar lo que debería ser resaltado. Con los límites de los 140 caracteres, que no permiten la transmisión de mensajes complejos -y la realidad es compleja, y en Derecho SIEMPRE es compleja-, ahí está Twitter, donde prima la libertad de expresión.

Sí, hasta tal punto prima que se confunde con otra cosa, y son cotidianos los ataques verbales contra otros tuiteros, personas públicas o no, y contra personas no tuiteras, en términos de todo punto inaceptables. Eso no es una patología de la web. Es la esencia de la web, que por su misma naturaleza propicia los bajos instintos, y la simple grosería, ante la certeza de que la grosería es irrelevante y que los ataques no serán perseguibles -salvo casos contados y especialmente inadmisibles- y ante la seguridad cobarde que ofrece el anonimato y la despersonificación del otro, que ya no es un otro, una persona, sino un avatar.  La despersonificación es un sistema mental en cierto sentido paralelo, en menor grado, claro, al de los nazis, que seguían la técnica de despersonalizar a los judíos y ya por tanto podían hacer impunemente con ellos lo que les daba la gana.

Quién diría en persona y a la cara a otro lo que dice impulsivamente -o de forma meditada- en Twitter.

Bien, esto puede ser bueno malo o regular, pero es lo que hay. Pero lo grave es que con Twitter -y demás ollaredes sociales- ya tenemos

la espita de la olla a presión.

Nuestros gobernantes están tirando mucho de la cuerda; mucho. El nivel de descontento es alto; y hay motivos para ellos, sobrados. Pero está Twitter, están las redes. En Twitter se producen dos efectos en teoría complementarios, en la práctica en parte incompatibles.

Por una parte, la libertad de expresión no está coartada y es posible opinar, difundir ideas, convocatorias de manifestaciones

-eso por ahora, hasta que se les ocurra sacar a los que ahora nos gobiernan esa normativa de seguridad ciudadana con la que están en plan globo sonda-;

con el límite, evidentemente, de que a innumerables personas les ha pillado la brecha digital y siguen «informándose» por los medios de comunicación tradicionales. Por poner un ejemplo, aunque el 80 % de personas usa en Españajistán las redes sociales -según consta en un informe del Consejo General de la Abogacía-, Twitter tiene 5,3 millones de usuarios -es mucho, pero es solo es eso, con notorio porcentaje de adolescentes-, y resulta que hay Colegios de Abogados que no tienen siquiera Twitter (la mitad).

Incluso quienes manejan Twitter para conseguir «información» es evidente que no lo siguen a todas horas. Los mensajes desaparecen en el móvil a velocidad de vértigo, y pueden ser inaccesibles salvo búsqueda específica pasado un rato. Y además es humanamente imposible que quien sigue a 1.000 tuiteros -mucha gente sigue a centenares- los lea. Y hay estadísticas sobre la cantidad de veces que se hace RT sin leer el enlace que contiene el mensaje, y el enlace puede por tanto estar erróneo, no corresponder con el texto del tuit o ser simplemente carente de interés.

El sistema es pues muy imperfecto.

Pero con todo y con eso, es y parece algo.

Y quien se mueve en Twitter puede hacerse una idea engañosa de la realidad. Puede creerse que

  • Twitter es la realidad
  • que ahí está el mundo
  • y que por tanto es posible cambiarlo solo con estar y hacer algo en Twitter.

No. El mundo está fuera de Twitter y solo se cambia fuera de Twitter.

Y quien se cree que hace algo suficiente por hacer un RT digamos solidario -por muy de agradecer que sea- está dando lugar a la creencia infundada de que un enorme mentidero, como lo es Twitter, es algo más que un mentidero.

Diccionario de la Real Academia:

mentidero.

(De mentir y -dero).

1. m. coloq. Sitio o lugar donde se junta la gente ociosa para conversar.

Los mentideros, dice Wikipedia, eran lugares «donde los madrileños del Siglo de Oro se Convento_de_san_felipe_madridreunían para conversar. Allí se hablaba de todo lo divino y lo humano, se especulaba, fabulaba y en suma, se comentaba, más por no callar que por otra cosa, sobre Madrid, sus gentes y aquellos que las gobernaban

En el Siglo de Oro era en Madrid mentidero las gradas de esta iglesia, dice Wikipedia y en estos momentos es mentidero Twitter.

Porque ahora diga quien maneje habitualmenteTwitter si no se está describiendo Twitter con la definición de la Real Academia. Y usted me dirá, además, si una vía tan poderosa de comunicación como es Twitter no es lamentable que se utilice para las cosas que se utiliza, además de para el inútil desahogo y el estúpido exabrupto.

Eche un vistazo a los trending topics de cualquier día -#pelisconculo, por poner un ejemplo- y en vez de una poderosa herramienta de comunicación, capaz de movilizar, se encuentra usted una barra de bar que, según los días, es de calidad baja o de calidad infima. Aquí tiene usted el enlace a los trending topics del día 20 de noviembre de 2013, cuando

  • con el esfuerzo coordinado de muchos
  • y previa planificación

se consiguió que #JusticiaSinTasa fuera trending topic, el día del aniversario de la Ley de Tasas Judiciales, hasta el punto de dar lugar a una felicitación de la asociación judicial Jueces para la Democracia

20 nov

Espectacular el seguimiento en las redes de las protestas contra la Ley de Tasas Judiciales. Enhorabuena

y cuando, sin esfuerzo alguno, fueron TT, «Balón de Oro» y #HappyFMaTodoVolumen, que, francamente, ni idea de qué es.espita

Más aún, y esto es lo peor, lector, lectora,

Twitter es un «lugar»

  • donde se habla mucho
  • y quien habla se cree que ya está haciendo algo contra la realidad que no le gusta
  • por la única razón de que ha hablado de ella, criticándola.

El desahogo sustituye a la acción efectiva.

La herramienta se ha convertido en espita de la olla a presión.

Eso está bien, que a quien esto firma le parecen intolerables las guillotinas, pero ojo. Ojo.

Mientras

no se hacen las cosas que de verdad hay que hacer

que

no hay que hacerlas en Twitter.

Y no, no se refiere quien esto firma a inadmisibles guillotinas.

Esta bloguera lleva 30.000 tuits en un año, y ha conseguido,

sinceramente no sabe cómo, unos 3.000 seguidores. No lea usted a @veronicadelcarp en Twitter, lectora lector, por favor, no, si eso le va a hacer perder un solo segundo de hacer cosas para cambiar de verdad las cosas.

Y, por favor, lector, lectora, no se deje engañar por la belleza de la red, que es una red, una simple telaraña. Aunque sea tan hermosa como la de esta foto.

Verónica del Carpio Fiestas

Acerca de Verónica del Carpio Fiestas

Abogada desde 1986. Colegiada ICAM nº 28.303 Profesora de Derecho Civil en el Departamento de Derecho Civil UNED desde 1992 Despacho profesional: C/ Santísima Trinidad, 30, 1° 5, 28010 Madrid (España) Tf. (+34) 917819377 e-mail veronica@delcarpio.es En Twitter @veronicadelcarp
Esta entrada fue publicada en medios de comunicación, mentideros, Poder Ejecutivo-Legislativo-Periodístico, tasas judiciales, técnica legislativa, Twitter. Guarda el enlace permanente.

3 respuestas a No me lea en Twitter, aunque haya poco foco y mucho flu

  1. dbuendiab dijo:

    Me recuerda un poco la parábola de Jesús diciendo al rico vende todas tus riquezas y sígueme, sólo que ahora el rico ensombrecido diría algo como: no puedo, tengo que ocuparme de mi cuenta en Twitter. Y lo digo desde la peor de las conciencias.

  2. Rubén Nieto dijo:

    Completamente de acuerdo con el análisis que hace este artículo si se refiere a Twitter. Si se quisiera extender a Facebook, ya no estaría tan de acuerdo.
    Facebook permite extenderse, adjuntar documentos, mantener diálogos abiertos y cerrados, sin límite de caracteres ni de tiempo. Facebook permite contactar con personas que comparten tus gustos e intereses, ampliarlos, crear foros para discutir en profundidad y con documentación cualquier tema, difundir iniciativas,… . En definitiva, bien usado, permite aprender, construir y difundir. Todo ello es parte importante del cambio social.
    ¿Nos vemos en Facebook?

  3. Joaquin Roig dijo:

    Pues claro que estamos de acuerdo, la realidad se cambia en el universo real. Pero la red es el mejor vehículo para convocar y difundir y sobre todo …. para dar voz a quién no la tiene. Por lo demás y sin dudarlo – como tu apuntas – el trabajo esta ahi afuera.

Los comentarios están cerrados.